Su importancia y peligrosidad radica en su:
Impacto silvoagrícola: Es omnívoro (se alimenta tanto de vegetales como animales), con un apetito voraz pudiendo consumir gran variedad de cultivos, hortalizas, ornamentales y frutales. Su dieta polífaga incluye más de 500 plantas, muchas de ellas de interés comercial los cítricos (Citrus sp.), bananos, papayos, la soya (Glycine max) y numerosas hortícolas como lechuga (Lactuca sativa) y acelga (Beta vulgaris), como las cucurbitáceas, brásicas, solánaceas y leguminosas, maíz (Zea mays), especies de hongos, algas, líquenes y entre otros.
Impacto en salud pública: el caracol gigante africano puede transmitir severas enfermedades a personas, debido a que puede ser hospedero intermediario de parásitos/organismos, tales como los nematodos: Angiostrongylus cantonensis y A. costaricensis, produciendo las enfermedades conocidas como meningoencefalitis eosinofílica (cerebral) y angiostrongiliasis abdominal (intestinal) respectivamente, y los trematodos: Schistosoma mansoni y Fasciola hepatica, entre otros. Esos parásitos se alojan en los tejidos musculares del caracol y están presentes en sus secreciones, por lo tanto, la baba de un ejemplar de L. fulica contaminado, puede afectar al hombre de manera directa cuando este lo ha manipulado sin usar guantes o si se consume un caracol sin cocción, o de manera indirecta al ingerir frutas y hortalizas que han estado en contacto con la baba del caracol infestado y no fueron lavadas ni desinfectadas de manera adecuada. También pueden ser vectores de enfermedades a animales y vegetales.
Impacto ambiental: Es considerada una de las 100 especies exóticas invasoras más importantes del mundo por The World Conservation Union (IUCN). Podría desplazar poblaciones de caracoles nativos –afectar especies endémicas como por ejemplo las de los géneros: Plectostylus, Chiliborus, Macrocyclis- al competir por el mismo hábitat y alimento. En altas poblaciones podrían tener implicancias en la depredación de flora nativa y de otros caracoles, alteración de los ciclos de nutrientes y, con la acumulación de carbonato de calcio de sus conchas, acidificar los suelos, alterando sus propiedades y limitando los tipos de plantas que pueden crecer en estos.
Impacto urbano: Producen molestias cuando se encuentra en entornos urbanos ya que se asocia a cercos, postes, a las paredes y al interior de viviendas, patios, etc. En lugares turísticos muchas veces ingresa a los hoteles y a las piscinas, generando molestias a los turistas, además del riesgo de la salud antes mencionado. Los cuerpos en descomposición de L. fulica emite mal olor y puede ser pequeños reservorios de agua estancada.