Las plantas infectadas pueden presentar o no síntomas. En el caso de presentarlos se manifiestan mayormente en la primavera y pueden confundirse por daño por ácaros o trips, lesiones por frío o por herbicidas; en la medida que avanza la temporada de crecimiento su manifestación disminuye, después del cuajado los brotes nuevos pueden no presentan síntomas, con una aparente mejoría de las plantas, sin embargo, estos vuelven a manifestarse en la siguiente temporada. También puede confundirse con el virus de la hoja del abanico de la vid (Grapevine fan leaf virus (GFLV)), debido a que se ha encontrado en infecciones mixtas.
Los síntomas son: retraso en la floración, entrenudos cortos, deformación y moteado clorótico en la lámina de las hojas, racimos con menor tamaño y con retraso en la maduración (mayor ácidez en las bayas). Las pérdidas de rendimientos pueden llegar hasta un 85%.