Los árboles afectados pueden manifestar decaimiento y menor desarrollo de follaje (hojas), lo que se traduce en achaparramiento y raquitismo, además de menos cantidad y calidad de frutos. También pueden permanecer infectados sin manifestar síntomas.
Lo más frecuente es encontrar una o pocas franjas hundidas longitudinales de color amarillo claro, que pueden manifestarse con más intensidad en zonas del tallo donde hay mayor cantidad de brotes de la temporada.
Presentan áreas con cambios de coloración (variegados blancos y amarillos), deformación de la zona con crecimiento anormal y engrosamiento de venas. También puede causar moteados y manchas.
Son afectados durante su desarrollo. Presentan lesiones hundidas de tamaño irregular, con apariencia de grietas de color amarillo, blanco o rojizo (según color de la variedad), las que pueden causar deformación del fruto. Esto puede asemejarse a una mancha causada por golpe de sol.
A edad temprana los tejidos de la superficie se secan, oscurecen y agrietan (resquebrajamiento), tanto en ramas como tronco, síntoma llamado “corteza áspera o de cocodrilo”.
Fotografías: gentileza de Vallejo-Pérez, M. R. 2011. Colegio de Postgraduados.